Como el nacimiento de Jesús es lo que da origen a las fiestas de navidad y año nuevo, es justo que le demos un lugar de importancia. Al igual que el árbol, el pesebre se suele armar el 8 de diciembre, que es el día de la Virgen, al menos, en la mayoría de los países.
Lo primero que debemos hacer es elegir el lugar para armar el pesebre. Todos los miembros de la familia deben participar de la construcción y aportar todas las ideas que puedan para que quede espectacular.
Si queremos recrear un paisaje para que no quede plano, se pueden utilizar cajas de cartón o con papel arrugado armar montañas, a la cual podemos pegar un poco de musgo para darles un aspecto más real.
Para el armado del pesebre propiamente dicho, una casita realizada con pequeñas ramas o tronquitos, hojas secas y pasto, serán una muy buena decoración. Si queremos añadirles pequeñas cascadas o lagos, podemos usar espejitos o papel celofán celeste o blanco.
No debemos olvidar añadirle la estrella de Belén y las luces intermitentes, que pueden ser de colores o blancas.
Cuando ya tengamos toda la estructura del pesebre lista, tenemos que pasar a colocar las imágenes, que según la tradición, se suelen colocar en el siguiente orden.
Los primeros días se coloca a José, María, el burro, el buey, las ovejas y los pastores. Recién el 24 de diciembre se pone la imagen del Niño Jesús y el 6 de febrero los Tres Reyes Magos: Baltasar, Gaspar y Melchor ya que es la fecha en la que llegaron al lugar donde nació Jesús.
Si queremos este año realizar un pesebre diferente, nada mejor que hacerlo con nuestras manos.
Los elementos para tal fin serán la plastilina, arcilla o algún tipo de masa parecido, para que junto a los pequeños de la familia disfrutemos de un momento muy divertido y a la vez instructivo.
Dejemos que el espíritu navideño invada nuestro hogar y realicemos un pesebre con el cual la familia se sienta identificada.
Que Dios les bendiga!
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